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Fuerte de La Galea Getxo, vigía del Abra . La privilegiada situación de La Galea, un saliente natural con impresionantes acantilados desde donde se controla una amplia parcela del litoral vizcaíno y cántabro, hará de este emplazamiento un lugar estratégico desde un momento histórico muy temprano como vigía del Abra. Desde sus atalayas se vigilaba celosamente la aparición de las velas de las flotas enemigas o bien el resoplar de las ballenas que se acercaban a la costa.
Los primeros datos sobre la habilitación de ata layas en La Galea datan de finales del siglo XVI aunque todo indica que para la Edad Media ya se empleó ese emplazamiento. En los siglos posteriores la zona conocerá la existencia de distintas construcciones de vigilancia con carácter temporal (1639, 1703).
Aparte de las defensas habilitadas en La Galea en Getxo existieron además otras construcciones defensivas de diferente envergadura, y que en la actualidad se encuentran desaparecidas.
• En el Puerto viejo de Algorta, la más antigua.
• En la Punta de San Ignacio de Usategi, la más importante: Fuerte de Las Banderas, a principios del XVII.
• En Punta Begoña, a principios del XVIII.
• En Arrigunaga, la última, edificada a finales del XVIII y cuyos restos son parcialmente visibles.
El Fuerte de La Galea
Es el mejor ejemplo de construcción militar del siglo XVIII conservada en Bizkaia.
Conocido también como Castillo del Príncipe, la Diputación encargó en 1740 su ejecución al ingeniero Jaime Sycre, como medida para fortalecer el litoral costero ante la amenaza de una importante escuadra inglesa que merodeaba por la zona.
Participaron en la construcción, realizada en 1742, 600 trabajadores proporcionados “voluntariamente” por las poblaciones de la zona.
El Fuerte tenía una planta similar a la del actual, aunque no idéntica puesto que carecerá de los dos baluartes que hoy en día dispone por la zona de la mar. Contaba con:
• Un gran cuartel en su parte central.
• Depósitos de pólvora y municiones.
• Literas para los soldados.
• Un gran foso y un puente de madera.
• Suelo empedrado para facilitar el tránsito de los cañones y las municiones.
• 20 cañones, aunque este número se fue reduciendo (12 en 1765, 8 en 1773 y solo 6 en 1827).
Al Norte del fuerte se construyó una batería complementaria, el “Castillo menor” o “Fortín menor”, y de la que no nos queda resto alguno.
La custodia de ambas fortalezas quedaba a cargo de una única persona mantenida por la Diputación, y a la cual se le denomina como “guardafortines” o “atalayero”.
Los datos históricos hacen suponer que este Fuerte y sus cañoneras, nunca entraron en funcionamiento y fue más bien un elemento disuasorio.
Tras el abandono militar de éste, su emplazamiento será ocupado por el primer faro vizcaíno.
Fue construido a finales del siglo XVIII, en torno a 1782, y tuvo una planta cuadrangular con tres pisos y una altura de casi 17 metros. El farero se comunicaba con la villa de Bilbao a través de un complicado sistema de banderas.
Posteriormente sufrió en un corto espacio de tiempo dos sucesivas destrucciones por las tropas británicas. La primera en 1812 y la segunda en 1836 cuando la Legión Británica acudió en auxilio de las autoridades liberales y en contra de la amenaza carlista.
El faro fue sustituido a mediados del XIX por otro más moderno situado en el centro de la finca y que se corresponde con la esbelta torre que actualmente conocemos. Construido bajo una traza del ingeniero gasteiztarra Francisco Antonio Echanove entró en funcionamiento en 1852.
Su torre, completamente pintada de blanco, alcanzaba una altura total de 12,35 metros. Su linterna estaba compuesta por una lámpara alimentada con aceite de oliva y que disponía de una óptica de la casa parisina Soleil, François y Lepaute.
En torno a 1879-1880 fue construido un nuevo edificio junto a la torre del faro, que actualmente se conserva, para albergar al farero y su familia.
Junto a este edificio se construyó el actual aljibe o pozo de agua. Este faro se mantuvo en activo hasta el año 1905.
Actualmente es de propiedad municipal.