Santuario de Santa María de Ujué

El santuario  de Santa María de Ujué fue construido entre los siglos XII y XIV, teniendo elementos de estilo románico y gótico. Está ubicado en la parte alta de la localidad de Ujué, un pequeño pueblo medieval con mucho encanto ubicado en la zona media de Navarra. En un bello enclave situado en la cima de una montaña dominando la sierra de Ujué. Con una altitud de 815 metros es una autentica atalaya desde donde se dominan la codillera Pirenaica por el norte hasta la ribera del Ebro y la silueta del Moncayo por el sur.

Originalmente fue un templo románico de triple cabecera, construido entre los siglos XI y XII. Durante el reinado de Carlos II se reforma el santuario, demolieron las tres naves románicas, quedando en pie sólo la cabecera y el primer tramo y en su lugar, se alzó una única nave gótica.

El templo como hemos mencionado es de origen románico, rodeado por varias construcciones posteriores. Tiene nave única, muy amplia, con crucero y cabecera triple. La nave está dividida en dos tramos, la cubierta está apoyada en pilares de planta poligonal, a los que se adosan baquetones de aristas, rematados por capiteles decorados con temática vegetales, animales y humanas.

El exterior de la iglesia es de sillería de piedra regular. Su rasgo más peculiar es su aspecto de fortaleza militar por sus torres almenadas de ellas sólo se conservan dos, la de Cuatro Vientos y la de los Picos. Alrededor de la iglesia se extiende el casco urbano de origen medieval. También destaca la portada sur del siglo XIV con un esquema apuntado y abocinado de 10 arquivoltas que se elevan formando un arco y en los capiteles destaca la decoración relativa a la vendimia, animales y escenas de la vida de Jesús.

La devoción de Carlos II a la Virgen de Ujué  provoco que a su muerte, su cadáver fuese embalsamado y sepultado en la catedral de Pamplona, pero su corazón descansa en una arqueta junto a su adorada Virgen.

En el ábside central se conserva la talla de la Virgen de Ujué que data del siglo XII, es de madera de aliso, forrada en plata por orden de Carlos II en el siglo XIV, está considerada como una de las imágenes románicas más antiguas de Navarra.

Según la leyenda el nombre se debe a una  paloma, uxua en euskera. Cuenta la misma que un pastor, cuidando sus rebaños, vio a una paloma entrando y saliendo constantemente del mismo hueco de una roca. Al acercarse a curiosear, encontró la imagen de la Virgen y con el fin de darle cobijo, los vecinos construyeron una iglesia para ella en ese punto.

En la actualidad, se trata de un importante santuario mariano, donde se han llevado a cabo importantes reformas.

Es Monumento Nacional desde 1936.

Bibliografía, Créditos y menciones