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CASTILLO PALACIO DE LOS RIBERA
El paso de la historia de la dominación árabe a la reconquista cristiana y el resplandor renacentista se ejemplifica en Bornos en el Castillo-Palacio de los Ribera.
Este castillo constituye el núcleo a partir del cual se fue desarrollando el resto de la trama urbana de este municipio, atribuyéndose origen islámico, aunque hasta ahora no existen datos que concreten la fecha exacta de su construcción. Esta fortaleza fue rescatada hacia 1250 por san Fernando.
En el año 1398 el Adelantado y Notario Mayor de Andalucía Per Afán de Ribera, compro este castillo, entrando de esta forma en la casa de los Ribera.
Actualmente el conjunto del monumento se compone de la antigua construcción correspondiente a lienzos de muralla varias cámaras, una torre alrededor de un pequeño patio y un potente macizo en el ángulo noroeste. Esta construida con gruesos muros de carga de sillería y bóvedas de piedra que le dan a la construcción un aspecto de gran robustez. El cuerpo principal tiene dos plantas de altura, exceptuando la torre del homenaje que sube a tres plantas.
Posteriormente, con la reconquista, fue ocupado por los cristianos y, finalmente, restaurado y transformado en palacio de estilo plateresco en el S.XVI.
Una gran puerta, en tiempos chapada en bronce, da acceso a un amplio patio, rodeado de un hermoso claustro con arcos peraltados, sobre los cuales se levanta una gran galería superior con arcadas de igual clase y balaustrada ojival. En el centro del patio hay una fuente de mármol, traída de Italia, con el escudo de Los Ribera, que fue una de las familias que mejor se adaptó a la evolución del noble-guerrero al noble-culto. Sobre los arcos del primer cuerpo aparecen unas gárgolas muy interesantes y en la galería norte superior destaca una portada decorada al estilo gótico tardío, adornada con un friso alrededor compuesto de toscos leones, animales míticos y hojas acaecidas. Sobre el dintel, se puede observar una faja adornada con círculos y lóbulos labrados y, en sus extremos, dos pajes arrodillados sobre sendas repisas que sostienen una enorme corona ducal.
En el Torreón de Gallardo se ven unas ventanas con decoración similar a la de la portada anterior. Termina este torreón en una crestería formada por flores de lis, de las que hoy quedan algunos restos, al igual que del enlucido, grabado al estilo segoviano.
Completan el edificio unos hermosos jardines renacentistas, declarados de Jardín Histórico de Interés Cultural, inspirados en el Belvedere de Bramante, en el Vaticano, que fueron diseñados por el jardinero italiano Salvador Sepadano y están decorados con albercas, grutescos, fuentes y una gama de plantas que abarca desde el mirto hasta la mejorana, pasando por el boj, el ciprés y el naranjo. En uno de sus extremos, se halla una logia, un imafronte de estilo pompeyano; el único existente en Andalucía, con hornacinas decoradas con estatuas de motivos mitológicos, que hoy se encuentran en la Casa de Pilatos de Sevilla.
En este vergel, el agua es un elemento decorativo más y, aunque desaparecido en su mayor parte, se conserva aún la alberca del Jardín Secreto de este Palacio Ducal, en la que, según la leyenda, se bañaba la Señora del Castillo para limpiar su cuerpo y después pasaba a la capilla anexa al Jardín para limpiar su alma.
Todas las obras de restauración y transformación fueron realizadas por los artistas italianos y españoles, que fueron contratados por la familia Enríquez de Ribera en los siglos XVI y XVII. El Castillo-Palacio fue propiedad de la Casa de Medinaceli, hasta que en 1.953 fue comprado por al Ayuntamiento.