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Jardines del Campo del Moro

Los jardines del Campo del Moro son llamados así porque se dice que en este lugar acampó en 1109 el califa Alí ben Yusuf. Felipe II los adquirió para el Alcázar

Los jardines del Campo del Moro son llamados así porque se dice que en este lugar acampó en 1109 el califa almorávide Alí ben Yusuf, en un infructuoso intento de reconquistar Madrid. Es una franja bastante ancha, en uno de cuyos extremos, el que da a la Cuesta de la Vega, se emplazó un extenso espacio denominado La Tela cuando gobernaban los Habsburgo, señalado en el Plano de Teixeira de 1656. La Tela no era más que un campo donde se celebraban torneos, justas y festejos de diversa índole, hasta su traslado al Parque del Buen Retiro, seguramente gracias a los buenos oficios del Conde-Duque de Olivares. Oliver Asín duda que el nombre de “Tela” esté relacionado con la voz árabe talaq, que P. de Alcalá traduce como “corredera de caballos” y “corredera de hombres”, en cuyo caso tendría el mismo significado que al-musara. C. Priego, en cambio saca la almuzara del Campo del Moro y se la lleva al sur, y no al oeste, como otros autores. Para Priego, el lugar de paseo de los madrileños se hallaría en las proximidades de la Plaza de la Cebada y de la iglesia de San Andrés.

 

En el Fuero de Madrid de 1202 aparece el término almuzara, posiblemente un lugar de esparcimiento y lúdico donde se realizaban juegos y torneos. La voz procede del árabe al-musara, lugar de recreo alrededor de la ciudad, un sitio extramuros donde se pasea y celebran torneos o justas. Dicho Fuero prohíbe llevar armas de punta afilada in almuzara, arrabal, villa, mercado y concejo, que de afuera hacia adentro, son las zonas en que se dividía la ciudad medieval. Almuzara es un lugar extramuros para pasear, pero las gentes medievales lo consideraban parte de la ciudad. A lo largo de la Historia, también se le ha dado otros significados. En el Diccionario latino-árabe de Leyden (siglo XII), tiene asignado el significado de “stadium”, “lugar de esparcimiento público en las afueras de la ciudad por el que se acostumbra a correr a caballo o a pasear a pie”.

Suele ser un espacio llano y próximo a algún cauce de agua. Oliver Asín (1959), Torres Balbás (1959, 1985), y más recientemente, M. Retuerce (2004) emplazan la almuzara madrileña en lo que hoy son los jardines del Campo del Moro, entre el alcázar (hoy Palacio Real) y el río Manzanares.

Felipe II adquirió estos terrenos y otros colindantes para aumentar la grandiosidad del austero Alcázar madrileño. En época de Felipe III y Felipe IV, el Campo del Moro fue lugar de festejos de todo tipo, hasta su traslado al Buen Retiro, por iniciativa del Conde-Duque de Olivares.

En la nochebuena de 1734, el vetusto Alcázar habsburgo fue devorado por un incendio del que dicen no fue ajeno el propio rey Felipe V, que odiaba esta austera residencia real, puesto que él se había criado en el fastuoso Palacio de Versalles, cercano a París. Comenzaron a proyectarse soluciones para esta zona, que debían alcanzar al Campo del Moro. Pero no se realizaron durante el siglo XVIII ninguno de ellos, a pesar de los intentos de arquitectos reales de la talla de Pedro Ribera, Juan Bautista Sachetti, Ventura Rodríguez o Francesco Sabatini.

Por fin, algunas décadas después de la Guerra de la Independencia, se llevan a cabo los proyectos de ordenamiento del Campo del Moro. En 1844, en época de Isabel II, el arquitecto mayor de Palacio Narciso Pascual y Colomer (el mismo que realizó el proyecto de la Plaza de Oriente) realizó un proyecto de ajardinamiento del Campo, con influencias de los anteriores arquitectos, y basado en un trazado que recuerda al arte mudéjar, siguiendo un diseño formalista con ejes y paseos regulares.

Debido al deterioro sufrido tras la revolución de 1868, bajo la regencia de María Cristina de Habsburgo y Lorena, se trazan proyectos dirigidos por el maestro jardinero Ramón Oliva, que crea un jardín mixto, de notoria influencia inglesa, en la que predomina la imitación a la naturaleza. Las corrientes paisajista y romántica acorde al gusto de la época influyen en Oliva: trazados de paseos curvilíneos con suaves pendientes y una gran plantación de árboles y arbustos. Las suaves y onduladas pendientes alternan con praderas de césped y macizos de flores.

Se instalaron pabellones de recreo, bancos y columpios. Destacan el Chalet de la Reina, de estilo Alpino, el Chalet de Corcho y la Casa del Jardinero, así como la decoración de rocalla (ornamentación de estilo rústico en general compuesto por plantas de origen alpino o resistentes a la sequía) en la gruta que comunicaba con los Jardines de la Casa de Campo, cuyo diseño original es del arquitecto Juan de Villanueva.

Durante la última guerra civil (1936-1939) sufrió importantes daños, lo que obligó a una nueva campaña de acondicionamiento y realización de nuevas plantaciones conformando su diseño actual. Se crearon nuevas infraestructuras que permitían la visita del público.

Desde el reinado de Isabel II se hallan emplazadas en el Campo del Moro las monumentales fuentes de las Conchas y de los Tritones.

La Fuente de las Conchas fue construida en el siglo XVIII, según un proyecto del arquitecto Ventura Rodríguez. Su ubicación original estuvo en los jardines del Palacio del Infante don Luis en Boadilla del Monte, actualmente en estado casi ruinoso y comenzando su rehabilitación.

Su emplazamiento actual se halla en uno de los lugares de preferencia de los jardines, en la confluencia de los dos principales paseos, convirtiéndose en una de las imágenes más representativas del Campo del Moro.

La fuente está inspirada en la fuente de los Tritones de la isla de Aranjuez. Es obra de Felipe de Castro y tras su muerte, fue continuada por Manuel Álvarez. La Fuente está labrada en mármol blanco de Macael. Consta de cuatro cuerpos principales, que se disponen verticalmente, en forma de frutero.

Los Duques de San Fernando, propietarios de la fuente, se la regalaron a Fernando VII, el Deseado, que la mandó instalar en el jardín de su esposa María Cristina, en Vista Alegre, Carabanchel. Don Narciso Pascual y Colomer trasladó la fuente a su actual ubicación en el Campo del Moro a mediados del siglo XIX y en su lugar en el Palacio del Infante don Luis se instaló una pequeña fuente de hierro que no se corresponde con la categoría del jardín.

La fuente de los Tritones se levanta a los pies de la fachada occidental del palacio, en el punto más alto de la avenida y de todo el recinto. La seguridad palatina no permite acceder a ella. Fue construida en Italia en el siglo XVII (o probablemente a finales del siglo XVI) y trasladada a España en 1656, año en el que Felipe IV ordenó instalarla en el Jardín de la Isla (Aranjuez, Madrid). En 1846, durante el ordenamiento ejecutado por Narciso Pascual y Colomer fue colocada en su emplazamiento actual. Labrada en mármol blanco, toma su nombre de las cuatro esculturas de tritones mitológicos situadas en su base.

 

Si quieres conocer mejor los jardines no dudes en hacer nuestra visita guiada a los jardines del Campo del Moro. ¡No te la pierdas!

 

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto propiedad de Diego Salvador Conejo

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