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Fundada en 1894 como Casa Rojo, por Urbano Rojo. En ella, y tal vez por el escaso poder adquisitivo del ciudadano de aquel momento, sólo se servían tapas y aperitivos. Con el paso del tiempo el local ha ido evolucionando constantemente, adaptándose a las nuevas necesidades y exigencias del público actual.
La saga de los Rojo y Don Miguel Grande hicieron que la cervecería se fuera reconvirtiendo en el restaurante que es actualmente. La cocina castellana que ofrecen ahora es más elaborada, debido al interés de los propietarios en la investigación de la cocina actual ofreciendo un amplio recetario dentro de su menú de distintos platos y tapas.
En este local tuvo lugar la última reunión que mantuvo la Generación del 27 antes de la guerra civil. Fue el homenaje que se celebró en el restaurante a Luis Cernuda, con motivo de la publicación de La realidad y el deseo el 29 de abril de 1936. Con la guerra civil, el grupo se dispersó, y alguno de sus miembros, como García Lorca, fue asesinado.
Una fotografía de la época, recoge una escena de amistad: el mantel blanco, las botellas de vino, las copas de cristal el poeta Luis Cernuda rodeado por Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Pablo Neruda, Miguel Hernández, José Bergamín, Manuel Altolaguirre, María Teresa León y Concha Méndez, etc.
El restaurante Los Galayos ha servido y sigue sirviendo de inspiración a grandes escritores, alguno de ellos como Arturo Pérez-Reverte, que como bien dijo en su dedicatoria Fue aquí donde ideé El Capitán Alatriste.
En el restaurante Los Galayos, además de las terrazas y de las dos barras del local, se pueden encontrar cinco salones decorados de manera distinta que evocan diferentes ambientes. Cabe destacar la importancia que tienen los frisos de madera de la barra de la entrada principal por la calle Botoneras, data de principios de siglo XIX, barra tallada a mano y de gran valor. Este restaurante era un lugar de parada segura del Rey Alfonso XIII, donde se tomaban tapas y platos típicos de la época acompañados de grandes vinos.
El Salón Ávila representa el ambiente castellano, con sus vigas de madera, los cuadros y las cerámicas con motivos de El Quijote.
El Salón Duque incluye maderas rústicas y techos labrados.
El Salón Bodeguilla traslada a los visitantes a una auténtica bodega castellana.
A pesar de estar instalado en una zona muy turística, la mayor parte de su clientela son personas del barrio, clientela fija o de paso, no es un restaurante orientado a turistas.
Si quieres saber más sobre tabernas centenarias, puedes hacer con nosotros la visita guiada de Madrid Tabernario
