- Actividades
- Periodo Histórico
- Comunidades
Durante el incendio de 1168 en el Motín de la Trucha, el pueblo soberano lo rodeo de leña incendiando el templo, quemando a los nobles que estaban reunidos en su interior y posteriormente huir a Portugal, por este motivo la iglesia tuvo que ser reconstruida. Antes del fuego, el templo estaba dedicado a San Román, y tras su reedificación por orden real, se le asigno su nueva dedicatoria, Santa María la Nueva.
El templo tiene una nave espaciosa consecuencia de la unión de sus tres naves originales. Conserva el ábside y partes del muro sur del siglo XI. Está separada del ábside por un arco toral apuntado. La cabecera y la fachada sur se mantienen igual que en el templo primitivo y es posible que se salvaran del fuego.
En el templo se encuentran las características en su cabecera del románico pleno y el tardorrománico en el resto. Cuenta con tres entradas, de las cuales la más antigua es la de arco apuntado.
Dentro de la iglesia sobresale su pila bautismal del siglo XIII, que se encuentra ubicada bajo el cuerpo de la torre, la pila cuenta con motivos bíblicos esculpidos en su cara exterior el bautismo de Cristo, con figuras de Apóstoles, Profetas y un ángel funerario.
También podemos observar en Santa María la Nueva, el Cristo Yacente de Francisco Fermín, de la escuela de Gregorio Fernández. Es una talla del siglo XVII muy valorada por los zamoranos, que en Semana Santa le dedican una procesión.
Es Bien de Interés Cultural desde el año 1945.