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Hacia el norte, fuera del término municipal de Quijorna, se encuentran las ruinas de la casa de los Llanos, testigo de los duros enfrentamientos y escenario de los violentos combates que tuvieron lugar durante las primeras horas de la Batalla de Brunete. En sus muros todavía podemos encontrar huellas de los disparos consecuencia de los enfrentamientos.
El plan inicial del V cuerpo de ejército era el de avanzar escalonadamente (utilizando los mismos caminos, por turnos) para infiltrarse a través de los intervalos de la línea enemiga hasta desbordar y envolver las posiciones del vértice Los Llanos y el pueblo de Quijorna. Primero se las debía aislar, y a continuación serían atacadas por sorpresa al llegar el amanecer, hasta conquistarlas. Tanto Quijorna como Los Llanos deberían haber caído antes de las 5 horas del día 6 de julio, según los planes iníciales del Ejército Popular Republicano.
El problema que tuvo el Ejército Popular Republicano fue que no conseguiría que todas las brigadas cubrieran en el tiempo previsto sus itinerarios de aproximación a sus objetivos. Las primeras defensas de la posición franquista de Los Llanos, dos casas fortificadas situadas en una planicie de 743 metros de altura con forma alargada en la dirección este - oeste, eran una triple alambrada plantada a unos 50 – 60 metros del borde de la pendiente que caía al valle del arroyo Valdeyerno. Las trincheras y zanjas de comunicación no eran especialmente complejas ni numerosas y tal vez las propias casas fueran el mejor refugio y parapeto. Defendían Los Llanos una compañía del tabor de Ifni-Sahara llegada unos pocos días antes y una centuria de la 5ª bandera de Falange de Castilla, más una pieza antitanque.
Testimonio de Pedro Mateo Merino que era el jefe de la 101 BM, una de las unidades republicanas que se lanzan al asalto del vértice Los Llanos nos cuenta que con algo de retraso sobre el horario previsto, las fuerzas republicanas de la 46 División inician el ataque contra Quijorna y Los Llanos, en donde se producirá una resistencia numantina que retrasará y trastocará los planes republicanos.
“La noche tocaba a su fin y aún había por delante casi media hora de caminar por terreno escabroso y desconocido antes de llegar a la línea de ataque. Apremiaba el tiempo. Empezaba a clarear, dibujándose confusamente las sinuosidades del terreno. Había que acelerar el paso y lanzarse al asalto desde la marcha si no queríamos caer bajo la observación y el fuego mortífero del enemigo antes de penetrar en el barranco paralelo al frente (…) Empezó el asalto y se generalizó el tiroteo. Desde las trincheras cayó una lluvia de granadas de mano (…) Había comenzado la operación en nuestro sector, sin haberse logrado la sorpresa.” (P. Mateo Merino, jefe de la 101 BM).
Es bastante probable que el primer disparo de la batalla de Brunete se hiciera contra la posición franquista de Los Llanos con un fusil de la 101 brigada
Los hombres de El Campesino continúan sus esfuerzos por aplastar la resistencia de Los Llanos y Quijorna. A finales del día 7 de julio, la resistencia de Los Llanos será reducida. Bibiano Morcillo, teniente de artillería del Ejército Republicano, participó en la conquista de Los Llanos:
“Ese día (7 de julio) avanzamos el asentamiento hacia el vértice Llanos, donde ya nos llegaba el fuego de la batería de Navagalamaella. La ofensiva estaba allí detenida desde el día 5. La Casa de Los Llanos, en la cima del vértice, era una especie de cortijo, defendido por falangistas. Un antitanque, oculto nos causaba bajas constantemente (nos destruyó 6 o 7 tanques), y bloqueaba el avance de la ofensiva. Estaba bien camuflado y no dábamos con él. Al oscurecer se descubrió. Disparó y Pariente vio el fogonazo desde el observatorio. Me llamó alborozado ¡Lo tengo localizado! Estaba en una especie de caseta hecha con piedras a unos 80 m de la casa. Rápidamente corregí el tiro sobre la caseta con la primera pieza y después ordené un tiro rápido de la batería. Desaparecido el cañón, nuestra infantería tomó la posición huyendo los últimos defensores. A la mañana siguiente, día 8, avanzamos el asentamiento hasta la propia Casa de Los Llanos. Encontramos la casa llena de pintadas de los falangistas, y en la caseta cercana, el antitanque destruido. Desde allí seguimos tirando, esta vez contra Quijorna, para apoyar a las tropas que intentaban su conquista. La tarde del día 9 recibimos una contrabatería terrible desde la zona de Quijorna. Nos tiraban varias baterías, con calibres diferentes. La Casa de Los Llanos y sus cercanías parecía un volcán. Tal cantidad de proyectiles caían que el paladar nos amargaba a trilita.” (Bibiano Morcillo García, teniente de Artillería del Ejército Republicano).