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La ciudad de Arévalo es un tesoro en tierras abulense, digna de una visita en la que podremos disfrutar de un grato paseo por su Historia, plagada de interesantes obras. La localidad es la capital de la comarca de La Moraña también denominada Tierra de Arévalo, esta villa de tradición guerrera es una importante muestra del mudéjar abulense, también llamado románico de ladrillo y es Conjunto Histórico Artístico.
Arévalo es la segunda población en número de habitantes de la provincia tras Ávila. También es conocida por el apodo de Ciudad de los cinco linajes, por ser el número de familias que se encargaron de organizar la repoblación y gobernarla.
Los cinco linajes son los siguientes:
- Los Briceños: su escudo de armas tiene en campo de oro un águila coronada y en la orla que le rodea, las aspas de San Andrés. Fueron guardas del castillo y sus enterramientos y juntas se hicieron en Sta. María. Alguna de sus ramas se enterró en San Pedro, donde estuvo su primitiva casa solariega, después en San Francisco y desde el s. XVI en El Salvador.
- Los Montalvos: su escudo en campo de plata con águila en el centro. Les fue encargada la custodia y defensa del puente de Medina.
- Los Sedeños: escudo en campo de oro y en él un águila de oro. Fueron defensores de los dos postigos y castillejos de San Juan, junto a la iglesia del mismo nombre donde celebraron sus juntas y San José, en el actual mirador del Adaja. Su casa solariega está en la Calle de Sta. María y fundaron la desaparecida ermita de San José, junto al mirador.
- Los Tapias: escudo de armas en campo blanco, con seis cuervos negros con picos y patas de oro. Tenían sus juntas el primer viernes de cada año en la iglesia de San Martín.
- Los Verdugos: escudo de armas en campo de oro, con un león rampante y por orla las aspas de San Andrés. Defensores de la "puente llana en el Adaja en la que, en el castillete de entrada, tenían su casa solariega. Tuvieron sus juntas el día de San Blas, que celebraban con fiesta de toros y juegos de cañas, y sus enterramientos en la desaparecida iglesia de San Esteban. Al desaparecer el templo, pasaron sus juntas, a San Martín y sus enterramientos al Convento de San Francisco.
La villa está rodeada de grandes llanuras y se encuentra flanqueada por los ríos Adaja y Arevalillo, este tipo de emplazamientos eran típico durante la Edad Media, con el fin de facilitar su defensa.
La ciudad de Arévalo pudo tener origen prerromano o romano, y sufriría los vaivenes guerreros entre moros y cristianos desde el siglo VIII al XI. En su casco urbano existen numerosos lugares de interés, como las plazas de la Villa o del Arrabal , y gran número de edificios religiosos, como la iglesia de Santa María la Mayor , la de San Martín , que posee dos estilizadas torres, la de San Miguel y la de Santo Domingo de Silos, en donde contrasta el gótico de las naves con el ábside mudéjar y enladrillado. También la Iglesia de El Salvador, San Juan Bautista y San Nicolás.
Al fondo de la población se encuentra su imponente Castillo, restaurado en ladrillo con una excepcional torre del Homenaje de forma circular. En la actualidad museo del cereal, en nuestra modesta opinión no merece la pena pagar el importe por visitar su interior. Entre sus muros vivió, durante algún tiempo, la reina Isabel la Católica.
Dentro de la arquitectura civil podemos observar el Palacio de Valdeáguila y el Palacio de Sedeño y por ultimo en la ciudad deberíamos disfrutar del Arco o Puerta de Alcocer parte de la Muralla de Arévalo
A dos kilómetros de Arévalo se encuentra la iglesia de de Santa María de Gómez Román conocida popularmente como La Lugareja, el mejor ejemplo del arte mudéjar de toda la comarca. Iglesia difícil de visitar dado que la posibilidad para hacerlo se reduce a los miércoles de 13 a 15 horas. Es una iglesia que perteneció a un monasterio de monjas cistercienses y es obra inacabada, aunque a pesar de ello parece que sus formas y decoración están calculadas para ensalzar su belleza.
En la gastronomía de Arévalo es muy típico el cochinillo asado, también llamado Tostón o cochinillo de Arévalo.
Espero que disfrutéis tanto como nosotros de la visita de tan bella ciudad.
